lunes, 13 de agosto de 2012

Por ser de pueblo


Diario de León, álvaro caballero 22/07/2012.- Excitado por la publicidad de Aquarius, el Gobierno acaba de adoptar todas las juntas vecinales de España. Nada de que la gente ande por ahí a ver si le adopta un pueblo. Mejor, confiscar con impunidad los bienes que durante siglos han pertenecido a las pedanías, poner los recursos en manos de los caciques de cada demarcación territorial y hacer que la riqueza fluya para la zona donde se oriente la parte más ancha del embudo. Un método a escala municipal de lo que aquí, desde hace más de un cuarto de siglo, ha vendido la Junta como hacer Comunidad y ha terminado por dejar León como cuando pasó Almanzor.

El decreto acabará con la pequeña autonomía que tenían más de 1.200 pueblos de aquellos que se regían por concejo abierto, con boinas caladas en círculo para decidir cómo se repartían los quiñones, de dónde se sacaban las suertes de leña, qué había que arreglar a fuerza de hacendera, cuándo se sacaba el puerto para enveredar el río hacia las fincas, quién se pegaba para que no todo acabase en la cabecera de comarca o por qué había que desbrozar el monte a golpes de hoz como dientes de oveja . Democracia leonesa, nacida cuando se bajó al moro por debajo de Algeciras, que luego a terminado por degenerar en el sistema éste, más cercano al despotismo ilustrado, que legitima un saco de votos como garantía para gobernar contra los ciudadanos durante cuatro años. Un nuevo incentivo, como aquella ley de montes de la Junta, para que los paisanos dejen de cuidar como suyo lo que heredaron de sus antepasados.

Mosquea que el anuncio de la supresión de las juntas vecinales lo camuflara Rajoy entre la supresión de la extra a los funcionarios y la subida del IVA. Una maniobra de distracción

—la de reducir sueldos y subir impuestos— para acabar con unas entidades denominadas menores. Pedanías que uno pensaba que tampoco debían ser muy importantes para el Estado si se tiene en cuenta que una tercera parte están en León, pero que puestas a la altura de los recortes de derechos más importantes de la historia de España hacen que nos embargue el sentido de Estado. Acabar con un presidente vecinal y un par de vocales, que ni suelen cobrar sueldo, nos sacará de la crisis; si lo hubieran pensado antes, con quitar al director de la oficina de Bankia de La Sobarriba se hubieran ahorrado el mal trago de Rato y las portadas del rescate financiero. Ser de pueblo nos va meter en el corralito.

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