miércoles, 18 de julio de 2012

QUÉ SON LAS JUNTAS VECINALES, Y POR QUÉ NO DEBEN DESAPARECER


En la provincia de León la inmensa mayoría de los pueblos mantienen su propia personalidad administrativa diferenciada de los municipios a los que pertenecen. Es decir, son entes locales menores, con patrimonio propio (montes, eras, pastizales, cotos,…) que casi siempre es de tipo comunal, y con órganos propios, las Juntas vecinales, diferentes de los órganos de administración y gobiernos municipales que son los Ayuntamientos.

Los integrantes de las Juntas vecinales se eligen por los propios vecinos de los pueblos en las elecciones locales, y estas Juntas, herederas directas de los Concejos leoneses, se encargan de la gestión de los bienes propios y exclusivos de cada pueblo con la aprobación de los vecinos de cada localidad.

Los orígenes de este sistema de organización del León rural se remontan a los tiempos del reino leonés, y hoy en día constituyen un ejemplo de autogestión democrática de los recursos colectivos de cada pueblo que se reinvierten en los mismos pueblos con un gasto administrativo casi nulo, pues los miembros de las Juntas vecinales casi nunca cobran por el servicio que prestan a su comunidad.

Este sistema organizativo está plenamente vivo en tierras leonesas, donde existen casi 1300 entes locales menores de estas características, aproximadamente un tercio del total de entes menores que hay en España.  El Gobierno de España acaba de anunciar el pasado viernes 13 de julio la disolución de los 3.725 entes locales que hay en nuestro país (insistimos, casi 1.300 son leoneses), que pasarán a ser absorbidos por los Ayuntamientos a los que pertenezcan, según se anuncia en el Informe sobre el anteproyecto de Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, alegando como único argumento que son “obsoletas y opacas”, según manifestó el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro.

Nos encontramos ante un nuevo intento de acabar con el sistema de autogobierno de los pueblos leoneses por parte del centralismo, que se suma a otros intentos fracasados de los dos últimos siglos de eliminar el mejor ejemplo de democracia directa que existe en España, y que, de culminar con éxito, podría suponer el final del León rural.

La Asociación Cultural Faceira entiende que esta decisión es un auténtico expolio y carece de la más mínima justificación por los siguientes motivos:

  • De consumarse la desaparición de las Juntas vecinales leonesas, no hay ninguna garantía de que los beneficios que genera el patrimonio comunal que ahora gestionan reviertan en los pueblos que lo ha detentado durante siglos. De hecho, se abre una peligrosísima vía para que los políticos especulen con los terrenos de los pueblos en función de intereses partidistas, sin atender al interés de los vecinos que durante generaciones han conservado y acrecentado el patrimonio colectivo de los pueblos. Las necesidades de los pueblos que ahora se cubren con los recursos colectivos que pertenecen y gestionan los vecinos a través de las Juntas vecinales pasarán a ser gestionados por los políticos en los Ayuntamientos, anulándose completamente la capacidad de los vecinos para decidir sobre el destino de sus propios lugares.

  • En la actualidad aproximadamente un 30% del territorio de la provincia de León está en manos de las Juntas vecinales; ninguna otra administración puede asumir una gestión de los bienes comunales de manera tan barata y eficaz  como la que realizan hoy las Juntas vecinales leonesas. Las propiedades de las Juntas vecinales ya son públicas, pero muchas de ellas son comunales, y solo los vecinos de los pueblos pueden decidir sobre ellas.

  • La eliminación de las Juntas vecinales leoneses supone una vulneración de la Carta Europea de la Autonomía Local del Consejo de Europa, y puede implicar un conflicto entre el Estado y las Autonomías por no respetar las competencias autonómicas en materia de régimen local.

  • Las Juntas vecinales son instituciones herederas de los Concejos leoneses, constituyen, por tanto, un patrimonio cultural e institucional milenario que convierte a estos entes en el exponente más claro de la personalidad leonesa.

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